¨Hoy desperté y eso ya es un logro porque tengo un nuevo comienzo¨, considero que es lo importante de un respiro, todos hemos tenido diferentes tratos en la vida; mi objetivo en estas líneas es servir de apoyo o de guía para que sepan que un mundo tan complejo como el nuestro, en realidad ninguno está solo. Trataré de expresar mis emociones y sentimientos, a través de este medio, dejando claro que mi visión es tanto espiritual, cómo de compartir etapas por las que he pasado por trastornos de ansiedad y depresión.
La indiferencia es algo que nos fortalece o nos puede hundir, depende de qué lado lo veamos y es del tema por el que en este momento opté por escribir. El tema del hundimiento, considero, lo podemos tener claro: por la tristeza, el dolor, el sufrimiento que puede causar nuestro padecimiento en determinados momentos y que no hay una receta mágica; pero la indiferencia desde lo positivo y para fortalecernos tiene que ver con el que dirán, no se trata de hacer que las cosas no nos importen o quedar en soledad, no se trata de eso; se trata de que entendamos que estos trastornos son como una enfermedad cualquiera, que no es nuestra culpa y que no somos débiles por eso.
La indiferencia como fortaleza debe ser contra la tristeza y el desánimo, porque podemos lograr mucho más de lo que esperamos, porque solo el tener este tipo de trastorno te da una oportunidad única y positiva de ver la vida de diferente manera. Debes entender que el detonante, en un determinado momento de nuestra vida, es la causa pero nuestra falla es debido a un problema químico en el cerebro, que no es que seamos diferentes al resto de personas sino que vemos las cosas de diferente manera. En mi infancia nunca supe porque algunos momentos de tristeza o soledad me hacían llorar más de la cuenta, mis padres no lo comprendieron pero con el pasar de los años y la adolescencia las diferentes situaciones de la vida hicieron que detonara en mí la ansiedad y la depresión.
No lo podía comprender, no podía entender porque sentía eso, porque no lo podía controlar, pero gracias a Dios tuve la ayuda de un profesional en psiquiatría, la importancia de los medicamentos, la terapia y la lucha diaria de nuestras emociones es lo que nos lleva a estabilizar. No es fácil, para nada, es lo más complicado que se pueda experimentar pero al mismo tiempo lo importante no es culparte por lo que sientes o sentirte débil por ser diferente. Todos en esta vida estamos hechos para diferentes cosas y situaciones, algunos son atletas, otros son matemáticos y así un sin fin de categorías; por tanto, nosotros somos guerreros en la vida y ese debe de ser nuestro mayor objetivo desde el punto de vista espiritual también, tener algo en que creer es básico y ayuda a trazarte metas. En consecuencia, ánimo, recuerden que el sol siempre sale y se oculta para buenos y malos.
De modo que, recuerda que la indiferencia está plasmada en lo que puedas realizar a diario, en tu lucha, pero, sobre todo: saber comprender y entender tu padecimiento es vital, solo así podrás entender porque las cosas suceden de una u otra forma, no temas hablar y sobre todo no temas luchas porque siempre hay una luz.