Depresión y autodiagnóstico: desmitificando 2 ideas

En nuestro blog anterior desmitificábamos ciertas ideas que solemos tener al momento de usar términos como bipolaridad y TOC. Veíamos también cómo estas ideas en torno a los padecimientos mentales pueden ser en parte a causa de la popularización en redes sociales de personas que, ya sea por concientización u otros fines, deciden hablar sobre dichos trastornos; ya que esta proliferación de información, debido a la naturaleza de las redes sociales, se recibe en un formato exprés, con generalizaciones y simplificaciones. Es por ello que, en esta tercera y última entrega sobre términos psicológicos mal utilizados en nuestra cotidianeidad, hablaremos de otro vocablo muy usado en nuestras tiempos: la depresión. Y lo haremos, al igual que con nuestra entrega anterior, aclarando los usos errados del término.  

Decir “tengo depresión” por decir “estos días han sido difíciles, naturalmente mi cuerpo está agotado”

Al hablar de depresión algo muy frecuente es concebir al padecimiento desde los extremos: como una persona totalmente incapacitada de poder salir de cama por la tristeza y el dolor, o como alguien que está bastante agotado porque sus circunstancias de vida le están demandando más de lo que naturalmente, en su condición de humano, puede responder. Patologizamos lo natural, o concebimos como catástrofe absoluta el padecimiento. Lo cierto es que con la depresión hay muchos matices, es decir, muchos grises, aunque ciertamente sí existen cuadros muy severos; es por ello que el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su versión quinta incluye el especificar si el cuadro clínico se puede catalogar como leve, moderado o severo.

Así, hay personas que llaman depresión a que una persona se ponga a llorar repentinamente, sin tomar en cuenta que esta persona pudiera estar experimentando una situación temporal que naturalmente despierta angustia o tristeza; y así, hay otros que piensan que si una persona está verdaderamente deprimida, como mínimo debiera tener ideaciones suicidas, que si no es ese el caso, entonces la persona no debiera estar necesitando de un psicólogo, y que basta con “ser fuerte”.

Ambas concepciones son falsas. Una persona puede estar experimentando síntomas depresivos fruto de los acontecimientos vitales estresantes que está teniendo que enfrentar, pero no necesariamente tener un cuadro clínico como tal, así también una persona diagnosticada con un trastorno depresivo mayor no necesariamente se va a visualizar como la típica escena de las películas hollywoodense cuando uno de los personajes tiene este padecimiento.

depresión
Elise, personaje de la película Mr. Nobody, quien padecía de un cuadro depresivo severo. Muchas veces por propósitos cinematográficos, los signos y síntomas de la depresión se suelen estereotipar y se reducen a cuadros clínicos severos. Pero la depresión tiene muchas formas como seres humanos hay en nuestras sociedad.

Sí, así como la OMS afirmó en su informe del 2017 sobre depresión y padecimientos mentales comunes, en su peor estado, la depresión puede causar suicidio, pero no necesariamente la persona tiene que estar teniendo ideación suicida para afirmar que padece de depresión, y no necesariamente el llorar a cada rato es signo de un cuadro clínico.

Decir “ando deprimida” por decir “hoy me siento triste”

Al igual que con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, una de las principales razones que diferencia a una persona con un padecimiento mental, de alguien que experimenta emociones naturales a la experiencia de vivir, es su grado de funcionalidad.

Así, el tercer criterio diagnóstico del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su versión quinta consiste en que los síntomas le provocan a la persona un malestar tal que incluso impacta en su vida laboral, social u otras áreas significativas.

Ahora bien, si yo he tenido una semana verdaderamente difícil, en la que me he sentido muy cansada y no he podido rendir al nivel que hubiera deseado, pues me he tenido que encerrar en el baño a llorar y tranquilizarme varias veces, ¿puedo afirmar que tengo un trastorno depresivo?

Pues no. Por dos razones: (1) para diagnosticar un padecimiento mental, no solo es importante analizar el nivel de funcionalidad (que de hecho tiene que ver con los niveles de los que hablamos al principio: leve, moderado, severo), sino el número de síntomas que estoy teniendo, y por cuánto tiempo los he tenido; (2) nunca es adecuado que te auto diagnostiques. Recuerda que una consulta uno a uno con una persona que ha estudiado por varios años sobre padecimientos mentales nunca será sustituible por una búsqueda de tus síntomas en internet. Claro que puedes buscar información, indagar en tus síntomas, hacer tus propias hipótesis con ello y ver qué se puede hacer, pero ese ejercicio nunca sustituirá un buen diagnóstico, y por tanto la creación de un tratamiento eficaz para la mejoría de tu salud, y este tratamiento y buen diagnóstico lo puedes obtener con la ayuda de un profesional de la salud.    

Ciertamente no rendir laboralmente, llorar y sentirse triste todo el tiempo no es algo agradable, y con o sin un trastorno depresivo mayor, tus síntomas merecen ser tratados, y tú mereces una calidad de vida mayor, tanto para un cuadro clínico diagnosticado, como para mejorar tu bienestar, la terapia psicológica siempre es recomendable. Si tú estás experimentando un mal momento, independientemente tus síntomas, no dudes en buscar ayuda. En Fundación Continúa ponemos a tu disposición un formulario para que tengas la posibilidad de realizar una entrevista telefónica y así evaluar si tu caso puede ser atendido con nuestro equipo de terapeutas, o poner a tu disposición otros canales de ayuda. Recuerda: con o sin depresión, no estás solo.

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